“Las siguientes son mis posturas sobre los temas urgentes de la actualidad. Sostengo que la adopción de estas posturas libertarias pondría a Estados Unidos en el camino correcto: hacia la libertad, la paz, la prosperidad y la armonía con los pueblos del mundo”.
—JACOBO HORNBERGER

ABRIR LAS FRONTERAS

La larga crisis migratoria de los Estados Unidos ha estado desde su inicio caracterizada por la muerte, el sufrimiento y la destrucción de la libertad. Eso no debería ser sorpresa, ya que el proceso de control de inmigración de los Estados Unidos es un sistema socialista, caracterizado por el principio centralista del socialismo: la planificación centralizada. Como lo dijo el economista liberal Ludwig von Mises, la planificación centralizada tiene como consecuencia un “caos planificado”, un término que describe perfectamente la interminable, mortal y destructiva crisis migratoria en Estados Unidos que sigue ocurriendo desde hace décadas.

Los sistemas de control de inmigración de Estados Unidos, que están completamente avalados por demócratas y republicanos, han traído muertes y sufrimiento masivo para los inmigrantes, en forma de sofocamiento en contenedores de camiones, ahogamientos en el Río Grande, muertes por sed en los solitarios desiertos del suroeste estadounidense o por balas disparadas por agentes de patrullaje fronterizo, conocido en inglés como Border Patrol.

Este sistema socialista también viene acompañado de un estado policial brutal en el suroeste estadounidense, que incluye puntos de chequeo en autopistas, puntos de chequeo móviles de patrullaje fronterizo, invasiones y requisas ilegales sin órdenes de allanamiento a granjas y ranchos, redadas violentas en negocios estadounidenses, deportaciones forzadas, un muro de Berlín que está basado en el robo de terrenos privados a través del dominio absoluto, prisiones de inmigración, vigilancia de actividades privadas mediante drones y abordajes de autobuses de transporte público para revisar los papeles de las personas. Este son el tipo de cosas que se encuentran en regímenes comunistas y otros regímenes totalitarios.

El término “reforma inmigratoria integral” es un término absurdo y disparatado. Cada “reforma” inmigratoria promulgada, solo ha empeorado la situación. Hay una, y solo una, solución práctica y moral para la interminable crisis inmigratoria Americana que sigue existiendo desde hace décadas: restaurar el legado estadounidense de fronteras abiertas, lo que conlleva el movimiento libre de personas en ambas direcciones a través de las fronteras, tal como funciona internamente con las fronteras estatales.

Eso representaría la abolición del control de tránsito que mantiene la Patrulla Fronteriza (Border Patrol) y del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) a lo largo de toda la frontera. Permitir a las personas que retengan su ciudadanía libremente. Mantener las fronteras genuinamente abiertas es el único sistema que es consistente con los principios de libertad, moralidad, religión (“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”), mercados libres y una república de gobierno limitado.

REVOCAR EL SEGURO SOCIAL

Contrario a la opinión popular, especialmente entre personas de la tercera edad, nunca nadie ha depositado su dinero en una cuenta de retiro del Seguro Social. Ese tipo de cuentas nunca ha existido. Las personas han pagado impuestos y esos impuestos fueron gastados en el año en el que fueron recibidos, en cosas como las invasiones y ocupaciones de Iraq y Afganistán o para enviar dinero al régimen corrupto en Ucrania.

Desde sus inicios en el año 1935, el Seguro Social no ha sido más que un gigantesco programa socialista coercitivo, nada diferente a los cupones de alimentación y otros programas de beneficios estatales. El concepto de Seguridad Social se originó entre socialistas de Alemania y fue luego importado a los Estados Unidos.

Para financiar al Seguro Social, el Servicio de Impuestos Internos (IRS) se apodera del dinero de personas jóvenes a través del cobro de impuestos y se los da a las personas mayores. No existe delicadeza ni compasión en este proceso. Si las personas se niegan a pagar sus impuestos, el IRS viene tras ellos con sed de venganza, con gravámenes, adjuntos, embargos, auditorías investigativas, enjuiciamiento criminal, multas y encarcelamiento.

Nuestros antepasados estadounidenses vivieron sin Seguro Social y sin ningún otro programa de beneficios sociales por más de un siglo. Eso es porque nuestros ancestros estadounidenses se oponían al socialismo. Ellos entendían que la caridad genuina venía del corazón dispuesto de un individuo, tal y como cuando los niños honran a sus padres por iniciativa propia, no porque hay un aparato coercitivo de cobro de impuestos y otorgamiento de beneficios.

El socialismo ha demostrado ser la perdición de la humanidad. Los republicanos y los demócratas lo apoyan, pero este programa socialista no tiene lugar en una sociedad genuinamente libre. Es un esquema Ponzi o estafa piramidal inmoral y fraudulenta que le quita a los jóvenes y destruye los valores familiares. También produce un estado mental de dependencia al socialismo entre los adultos mayores de los Estados Unidos. El Seguro Social necesita ser revocado inmediatamente, no reformado ni eliminado gradualmente.

Si el seguro social fuese revocado, todos estarían bien. Muchos adultos mayores son suficientemente adinerados y no necesitan el dinero, otros tendrán que regresar al trabajo. No hay nada malo con eso. Hay muchos adultos mayores en los sitios de trabajo, lo que los mantiene jóvenes y activos. Para los que están en verdadera necesidad, como por ejemplo: pacientes con cáncer con pocos recursos, ellos tendrán hijos y nietos (que ya no estarían pagando impuestos), fundaciones caritativas, grupos de iglesia, grupos de vecindarios, médicos y hospitales dispuestos a ayudar a quienes lo necesiten. Solo necesitamos recuperar nuestra fe en la libertad, en nosotros mismos, en los demás, en la caridad voluntaria y en Dios.

REVOCAR Medicare

Estados Unidos de América tuvo en alguna ocasión el mejor sistema de salud del mundo. Casi nadie tenía seguro médico porque no era necesario. Los precios eran bajos y estables. Ir a ver al doctor era como ir de compras al mercado. Los médicos amaban lo que hacían. Muchos doctores incluso hacían visitas domésticas. Las mejoras médicas iban en aumento vertiginoso.

Luego en 1965 vinieron Medicare y Medicaid, dos programas socialistas que terminaron destruyendo el mejor sistema de salud de la historia. Medicare y Medicaid, que fueron aprobados por tanto demócratas como republicanos, son la causa de la interminable crisis de salud estadounidense. Es por eso que los precios de la atención médica se dispararon por las nubes. Allí fue cuando los doctores comenzaron a odiar lo que hacían y empezaron a jubilarse tempranamente.

El socialismo no se puede reformar o arreglar. Solo hay una solución genuina para la crisis de la salud en Estados Unidos; esa solución no es un sistema de la salud completamente socialista, similar a los que existen en Cuba y Corea del Norte, que es el que los demócratas quieren imponernos. Eso solo haría que la crisis de salud empeore aún más de la situación actual. La única, de nuevo, única solución a la crisis de la salud de Estados Unidos yace en la revocación de Medicare y Medicaid, no en su reforma, y también en la restauración de un sistema de salud verdaderamente de libre mercado. Esa es la única forma en que podemos restaurar el mejor sistema de salud en la historia a nuestra tierra.

RESTAURAR LA MONEDA FUERTE

Una sociedad libre y próspera depende necesariamente de dinero fuerte. Desafortunadamente, ambos partidos, Republicano y Demócrata, han destruido el otrora mejor sistema financiero de la historia.

La Constitución, en sus términos expresos, estableció un sistema monetario basado en monedas de oro y de plata. No era un sistema monetario de “papel moneda respaldado por oro”, como lo expresan los demócratas y los republicanos. Nuestros ancestros estadounidenses rechazaron el papel moneda completamente. Todos los instrumentos de deuda del gobierno eran promesas pagaderas de dinero, ese dinero eran monedas de oro y de plata.

El oro y la plata fueron nuestra moneda oficial por más de 125 años. Nuestros ancestros estadounidenses así lo querían. Ellos sabían que, con papel moneda, los oficiales de gobierno saquearían a la población decimando y devaluando la moneda a través de la inflación.

En 1933, en uno de los actos más impactantes y moralmente repugnantes en la historia de Estados Unidos, el presidente Franklin Roosevelt declaró terminar el sistema constitucional de monedas de oro y de plata y comenzar un sistema basado en papel moneda. Con un decreto dictatorial que hubiese enorgullecido al dictador y fascista italiano Benito Mussolini, Franklin Delano Roosevelt ordenó a todos los estadounidenses entregar sus monedas de oro al gobierno federal a cambio de notas de papel que no podían ser canjeadas por oro, y luego procedió a devaluar su papel moneda cuando los ciudadanos cumplieron su orden. Franklin Roosevelt también ordenó que cualquier Americano que fuese sorprendido con posesión de lo que había sido la moneda oficial por más de un siglo, se enfrentaría a una condena judicial, a una sentencia de 10 años de cárcel, a una multa de 10 000 dólares, y la entrega de sus monedas de oro y plata.

La Reserva Federal, que se estableció en 1913, tenía el poder de saquear al pueblo estadounidense a través de la impresión de grandes cantidades de papel moneda para pagar por los gastos, siempre en aumento, de guerra y de beneficios del estado. Es por eso que el poder de compra del dólar americano se ha ido a pique, década tras década.

Una sociedad próspera y libre depende indispensablemente de la restauración de la moneda fuerte. Eso conlleva necesariamente abolir el Sistema de la Reserva Federal. La segunda mejor solución para restaurar los fallos monetarios del país es restaurar el sistema constitucional de monedas de oro y plata. Y la mejor solución es la de adoptar el concepto de sistema de libre mercado monetario propuesto por el ganador del Premio Nobel de economía, el economista liberal Friedrich Hayek.

RESTAURAR LA REPÚBLICA

Nuestra nación fue fundada como una República de gobierno limitado. Ese es el tipo de gobierno que la Constitución llamó a la vida. Sus poderes eran débiles, pocos y limitados a aquellos enumerados en la Constitución. Sus poderes eran restringidos aún más por la declaración de derechos. Así era como lo querían nuestros ancestros. Ellos no confiaban en el gobierno federal.

Nuestra República de gobierno limitado conllevaba una fuerza militar relativamente pequeña y no un pentágono, complejos militar-industriales, o la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Nuestros ancestros estadounidenses se oponían fervientemente a tener ejércitos en espera, porque ellos sabían que estos ejércitos, y no los regímenes extranjeros, eran su mayor amenaza a la libertad y el bienestar.

El peor error que nuestra nación ha hecho fue convertir el gobierno federal en un Estado de seguridad nacional después de la Segunda Guerra Mundial. Un Estado de seguridad nacional viene con una estructura gubernamental totalitaria. Corea del Norte es un Estado de seguridad nacional. Así como lo son Cuba, Egipto, China, Rusia y los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.

Al convertir el gobierno federal en un Estado de Seguridad Nacional, los republicanos y los demócratas destruyeron nuestros derechos y libertades al darle al gobierno federal poderes omnipotentes y totalitarios. Éstos incluyen los poderes de asesinato, tortura, vigilancia secreta masiva, y detención indefinida tanto para estadounidenses como extranjeros.

Los demócratas y los republicanos no procuraron ni impulsaron una enmienda constitucional que autorizara el abandono de una República de gobierno limitado y la conversión a un Estado de Seguridad Nacional. Eso significa que el Estado de Seguridad Nacional es ilegítimo bajo nuestra forma de gobierno constitucional.

Los demócratas y los republicanos dicen que el Estado de Seguridad Nacional nos mantiene a salvo. De hecho sucede lo contrario. A través de su política extranjera de intervencionismo, invasiones, guerras de agresión, ocupaciones, ayudas internacionales, alianzas con regímenes dictatoriales, crisis y golpes de estado, el Estado de Seguridad Nacional nos hace estar menos a salvo, especialmente a través de las retaliaciones y ataques de grupos terroristas. Como nuestros antepasados estadounidenses lo entendían perfectamente, un Estado de Seguridad Nacional es la más grande amenaza a nuestra libertad y bienestar.

La restauración de nuestros derechos y libertades depende inexorablemente del desmantelamiento del Estado de Seguridad Nacional y la restauración de nuestro sistema de gobierno fundado originalmente; una República de gobierno limitado y una fuerza militar básica y pequeña.

No A LA GUERRA NUCLEAR

Utilizando a la OTAN para absorber a antiguos miembros del Pacto de Varsovia, el establecimiento de la seguridad nacional estadounidense nos ha llevado, una vez más, peligrosamente cerca de una guerra nuclear con Rusia, tal como ocurrió en 1962 durante la Crisis de los Misiles de Cuba.
 
La OTAN es un dinosaurio de la Guerra Fría que debería haber sido desmantelado al final de la Guerra Fría. En lugar de ello, el Pentágono ha utilizado a la OTAN para reavivar su Guerra Fría contra Rusia, para garantizar presupuestos cada vez mayores para el establecimiento de la seguridad nacional y a su ejército de voraces contratistas de “defensa” que se alimentan del comedero público.
 
Necesitamos adherirnos a las admoniciones del presidente Washington y del presidente Jefferson para evitar alianzas enredadas. Necesitamos aferrarnos a la política del presidente Kennedy de poner fin a la obsesiva hostilidad antirrusa que el Pentágono y la CIA han inculcado al pueblo estadounidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Debemos retirarnos inmediatamente de la OTAN y poner fin a toda ayuda exterior a Ucrania (y a cualquier otro régimen). Nuestras vidas, libertad, bienestar y posiblemente nuestra sobreviviencia dependen de ello.

ACABAR CON TODAS LAS SANCIONES Y EMBARGOS

Las sanciones y los embargos son parte de la máquina asesina federal que los republicanos y los demócratas han iniciado en contra de personas de otros países. Su objetivo es el de matar o el de empobrecer económicamente cuantas personas inocentes sea posible para lograr una meta política, tal como un cambio de régimen. La idea es que si se provoca la muerte o empobrecimiento de suficientes personas, se sublevarían en una revolución violenta y reemplazarían a su regente con otro que esté a favor de Estados Unidos.

Uno de los mejores ejemplos de esta política extranjera malvada y moralmente repugnante fue el sistema de sanciones económicas que los oficiales estadounidenses aplicaron al pueblo iraquí en la década de los 90. La embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas Madeleine Albright expresaba el sentir de los oficiales de Estados Unidos cuando declaró que la muerte de más de medio millón de niños Iraquíes, – sí, niños – , “valió la pena”, lo que para ellos significaba era la salida del dictador Iraquí Saddam Hussein, quien había sido un socio y aliado fiel de oficiales de Estados Unidos en la década de los 80, y su reemplazo por otro dictador leal y a favor del gobierno estadounidense.

El embargo económico de más de 60 años contra del pueblo cubano es otro buen ejemplo de esta malvada e inmoral política extranjera de los partidos Republicano y Demócrata. Un dinosaurio de la Guerra Fría, su finalidad es la de infligir tanta muerte y sufrimiento como sea posible al pueblo cubano con la esperanza eterna de que ellos se sublevarán y derrocarán al régimen comunista de cuba, y lo reemplazarán con otro dictador que esté en favor de Estados Unidos.

Las sanciones y los embargos son las peores depravaciones morales debido a que, como el terrorismo, su blanco son personas inocentes con la finalidad de alcanzar un objetivo político.

Las sanciones y los embargos también constituyen un ataque muy grave en contra de los derechos universales y divinos a los hombres, como la libertad de contrato, la propiedad privada, la libertad de tránsito, la libertad de comercio, y la libertad de asociación del pueblo de los Estados Unidos. Solamente pregunte a los muchos estadounidenses que han sido acusados, enjuiciados, multados y encarcelados por su propio gobierno por violar las sanciones y embargos que están ejecutando.

ABOLIR LAS LEYES DE DROGAS

Sería difícil conseguir un mejor ejemplo de la destrucción de las libertades que aquella que los republicanos y demócratas han infligido a nuestra tierra con su mortal y destructiva guerra contra las drogas. Ha traído violencia, muerte, corrupción y destrucción de la libertad y la privacidad de nuestra nación y también de naciones extranjeras. También es uno de los programas gubernamentales más racistas de nuestros tiempos, quizás aún más que la segregación, dado el impacto desproporcionado que ha tenido sobre los afroamericanos.

Los adultos tienen el derecho fundamental, natural y divino de poseer, consumir y distribuir lo que ellos deseen, sin importar qué tan dañino o peligroso esto pueda ser. Eso incluye alcohol, tabaco, marihuana, cocaína, heroína, opioides, fentanilos, azúcar, comidas grasosas y todo lo demás. Simplemente no le incumbe al estado controlar, monitorear o interferir con lo que una persona pone en su boca. El gobierno no es nuestro papito.

La guerra contra las drogas no es más que una prohibición repetida, que no trajo más que muerte, destrucción de las libertades y de la privacidad, así como el surgimiento de los grupos de mercado negro y los cárteles.

El uso de las drogas y la adicción pertenecen al sector privado junto con la terapia y la rehabilitación. Allí es donde está la compasión, no en el aparato coercitivo de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y el sistema de justicia criminal.

El único que se beneficia de la guerra contra las drogas son los capos de los cárteles y los burócratas del sistema de justicia criminal, cuyos enormes salarios y sobornos dependen de este gigante sistema federal inmoral y destructivo.

Los republicanos y los demócratas han hecho suficiente daño con su mortal, destructiva y racista guerra contra las drogas. Legalicen todas las drogas. Nuestra libertad, privacidad y bienestar lo requieren.

PRESERVAR LOS DERECHOS A POSEER ARMAS

Las personas tienen el derecho natural y divino de poseer y de portar armas. También tienen el derecho a defenderse de criminales violentos, tales como asesinos y violadores. También tienen el derecho de resistirse a la tiranía de su propio gobierno, si es que esa necesidad surgiese. Una sociedad libre de armas inevitablemente se convierte en una sociedad sumisa, complaciente, obediente y servil.

¿Qué hay de la violencia por armas en los Estados Unidos? No, no es debido a la gran cantidad de personas que tienen armas. Después de todo, los suizos están armados hasta los dientes y aun así no son objetos de explosiones periódicas de ira irracional que terminan en violentos ataques en masa.

La violencia de armas en Estados Unidos está arraigada, primero, en la guerra contra las drogas y segundo, en la máquina asesina del gobierno federal que se encuentra en el extranjero, que no muestra ninguna importancia por el valor de la vida humana cuando se trata de extranjeros. Por la razón que sea, esa máquina asesina está activando algo dentro de personas desequilibradas aquí en casa, y está motivándolos a copiar ese mismo patrón asesino.

Legalicen las drogas y desmantelen la máquina asesina federal en el extranjero y pondrán fin a los irracionales asesinatos en masa que suceden aquí en casa.

ADOPTAR EL COMERCIO LIBRE UNILATERALMENTE

Siempre que dos lados se ponen de acuerdo en un intercambio económico, ambos se benefician; de lo contrario, ninguna de las dos partes entraría en el acuerdo. Por lo tanto, la calidad de vida de las personas puede aumentar simplemente a través del acto de intercambio. El resultado de este principio es que cuando los oficiales del gobierno interfieren con la libertad de comercio poniendo reglas, regulaciones y controles, ellos reducen la calidad de vida de las personas.

Sin embargo, desafortunadamente, ambos partidos, Republicano y Demócrata, han iniciado atroces guerras de comercio en contra de naciones extranjeras y un proteccionismo económico aquí en casa, lo que reduce la calidad de vida de las personas, tanto aquí como en el extranjero. Igualmente importante, estas medidas constituyen un grave ataque a la libertad económica del pueblo estadounidense.

Todos tienen el derecho natural y divino de entrar en un intercambio económico con cualquiera en cualquier lugar del mundo. Ningún gobierno, incluyendo el gobierno de los Estados Unidos, tiene la autoridad legítima para infringir este derecho natural y divino del comercio, libertad de contrato, y libertad económica.

Ningún tratado de comercio o negociaciones de comercio son necesarios. Los Estados Unidos de América debería liderar al mundo en la adopción unilateral del libre comercio.

ABOLICIÓN DE LOS IMPUESTOS SOBRE LA RENTA Y EL IRS

Las personas tienen un derecho fundamental y divino de quedarse con todo lo que ellos ganan y de decidir ellos mismos qué hacer con ello. Estas ganancias les pertenecen, no al gobierno, no a otros, y tampoco a la sociedad.

El derecho de acumular cantidades ilimitadas de riqueza lleva obligatoriamente a estándares más altos de calidad de vida para todos. Eso es porque cuando la riqueza es acumulada en la forma de ahorros, luego es invertida en capital, lo que hace a las personas más productivas. Mayor productividad significan mayores salarios y mejor calidad de vida.

El progresivo impuesto sobre la renta es uno de los diez soportes del Manifiesto comunista. Ya que nuestros ancestros estadounidenses se oponían al socialismo, no es ninguna sorpresa que Estados Unidos no haya tenido cobros de impuestos sobre la renta ni IRS por más de un siglo. El resultado fue la nación más próspera y caritativa de la historia.

AboliR LA CIA

A través de su contratación secreta de agentes Nazis, su infame programa MKULTRA que involucraba experimentación con drogas en personas que ni siquiera estaban al tanto de ello, la destrucción intencional de los archivos de su programa MKULTRA, su programa de asesinatos de líderes extranjeros y nacionales patrocinados por el Estado (incluyendo el presidente del Congo Patrice Lumumba, el general chileno René Schneider, el presidente cubano Fidel Castro y el presidente estadounidense John Kennedy o JFK), sus asesinatos con drones, sus sistemas de tortura, su destrucción intencional de sus videos de tortura, sus golpes de estado, su programa de detención indefinida, su cárcel secreta y campos de tortura, su secretismo continuado en el asesinato de JFK, hace de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) sin lugar a dudas, la agencia más maligna y malévola en la historia de nuestro país.

Dados sus poderes omnipotentes del lado oscuro, no hay forma en el que el pueblo estadounidense pueda ser libre mientras está agencia maligna y malévola sea parte de nuestra estructura gubernamental. Para restaurar la libertad, la paz, la prosperidad y la armonía a nuestra tierra, la CIA debe ser erradicada permanentemente.

AboliR EL FBI

El presidente Truman tenía razón en denominar al Buró Federal de Investigaciones (FBI) la agencia Gestapo de Estados Unidos. Su director de larga data, J. Edgar Hoover, usó la agencia como un arma política con la cual recolectaba expedientes secretos de personas para poder extorsionarlos y hacerlos cumplir con sus deseos. Es bastante revelador que el FBI ha honrado a este extorsionista serial dándole su nombre al enorme edificio sede en Washington, D.C. La historia reciente ha mostrado que el FBI es usado como un arma política para atacar a cualquiera en la arena política que se oponga a sus tácticas de tipo Gestapo.

Nuestros ancestros estadounidenses vivieron sin una fuerza policial nacional por más de cien años. Ellos tenían razón. Erradiquen esta agencia tipo Gestapo. Dejen la justicia criminal a un nivel estatal.

AboliR LA NSA

La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) es una agencia tiránica que es parte del establecimiento de seguridad nacional. Su función es realizar vigilancia secreta del pueblo, leer nuestros correos electrónicos, monitorear nuestra actividad en internet y escuchar nuestras conversaciones privadas. No tiene cabida en una sociedad verdaderamente libre. No es una coincidencia que todo régimen comunista y totalitario tenga a una NSA como parte de su estructura gubernamental.

PONER FIN AL INTERVENCIONISMO EXTRANJERO

La política fundadora de Estados Unidos era una del no intervencionismo. Esta política extranjera de no intervencionismo fue captada perfectamente en el famoso discurso al Congreso del 4 de julio, realizado por John Quincy Adams que estaba titulado “En Busca de Monstruos que Destruir”.

El abandono de nuestra política extranjera fundadora, a favor del intervencionismo extranjero, ha sido un absoluto desastre para los Estados Unidos y el mundo entero. Invasiones, guerras de agresión, ocupaciones militares, guerras perpetuas, golpes de estado, ayudas internacionales, sanciones, embargos, alianzas con regímenes dictatoriales y como siempre, acercándonos peligrosamente cada vez más a la extremadamente destructiva guerra nuclear.

Con su apoyo bipartidista al intervencionismo extranjero, los republicanos y los demócratas han desatado al Pentágono y a la CIA para que inflijan muerte y destrucción en todo el mundo, mientras que al mismo tiempo, aíslan a nuestra nación con sanciones, embargos, guerra de comercios, restricciones de viaje y restricciones de comercio.

Necesitamos hacer lo opuesto; necesitamos tomar las riendas y desmantelar el Pentágono y la CIA y darle rienda suelta al sector privado estadounidense para que interactúe con las personas del mundo.

Necesitamos rechazar la mentalidad obsesiva de hostilidad que tiene el establecimiento de Seguridad Nacional hacia Rusia, China, Cuba, Irán, Venezuela, Corea del Norte, Nicaragua y otras naciones, y en cambio, restaurar y mantener relaciones pacíficas y armoniosas con las personas del mundo.

La restauración del no intervencionismo viene de la mano con el abandono de todas las bases estadounidenses en el extranjero, empezando por el campamento de tortura y prisión de la CIA y el Pentágono en la Bahía de Guantánamo, Cuba. Los derechos sobre ese territorio son de Cuba, no de Estados Unidos.

Ha llegado el momento de restaurar la política fundadora de nuestra nación de no intervencionismo. Nuestras vidas, libertad y bienestar dependen de ello.

FINALIZAR LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

Contrario a lo que los republicanos y demócratas siguen diciendo, los terroristas no odian a Estados Unidos por sus valores y libertad. Ellos odian la máquina asesina que el gobierno federal ha liberado en el medio oriente y en otras partes del mundo.

Al finalizar con la política extranjera de intervencionismo del gobierno federal que ha sido mortal y destructiva, la amenaza del terrorismo se disiparía. Eso significa que la guerra contra el terrorismo, junto con todos sus aspectos destructores de la libertad (como por ejemplo: la Ley Patriótica de Estados Unidos, la vigilancia secreta masiva, la tortura, la detención indefinida, las sentencias ilógicas del Tribunal de Vigilancia Extranjera, o FISA, y los asesinatos mediante la utilización de drones) pueden llegar a su final.

SEPARAR LA EDUCACIÓN Y EL ESTADO

Sería difícil poder encontrar un mejor ejemplo de lo que es un sistema socialista que el sistema público (p. ej., del gobierno) de enseñanza. El sistema funciona como el ejército: dando órdenes y ejerciendo control de arriba hacia abajo. La asistencia es ineludible bajo las leyes de asistencia obligatoria del estado. El financiamiento se logra a la fuerza por medio de los impuestos. El estado decide el programa curricular y los libros de texto que se van a usar. Los maestros son empleados del estado.

¿Acaso le sorprende a alguien que los sistemas públicos de enseñanza de los Estados Unidos hayan estado en crisis perpetua y caos por décadas? Eso es lo que el socialismo siempre nos trae: crisis y caos.

El gobierno no tiene más inherencia en la educación que la que tiene en la religión y en el cuidado de la salud. La educación pública (es decir, estatal) ha sido un desastre. Con su ligera estructura militar, las leyes de asistencia obligatoria y su financiamiento a través del pago de impuestos, la educación pública destruye el amor natural hacia el aprendizaje que tienen los niños, de hecho moldea a los estudiantes a convertirse en adultos respetuosos, complacientes, obedientes y sumisos.

Los niños que pagan el precio más alto por la enseñanza del gobierno son los que viven en el centro de las ciudades, donde las escuelas públicas a menudo son un caldo de cultivo para la violencia y las drogas en lugar de ser los centros de aprendizaje pacíficos y sanos que deberían ser.

Nada de esto es culpa de los maestros ni de los administradores, mucho de los cuales son personas altamente dedicadas. Cuando un sistema inherentemente malo se combina con personas buenas, el sistema es el que siempre gana.

Los Republicanos dicen que los “váuchers escolares” son la solución al pantano del sistema público de enseñanza. Pero se equivocan. Los váuchers escolares no son más que otro dispositivo socialista (que usa los impuestos para sacarle dinero a algunos y dárselo a otros) para lograr que el sistema de enseñanza público socialista funcione más eficientemente por medio de la “elección” y los “concursos”. En realidad, lo que los váuchers escolares hacen es incrustar profundamente al estado en el proceso educativo, haciendo que las escuelas privadas se vuelvan dependientes de la distribución de váuchers escolares y queden sujetas a un mayor control y una mayor regulación por parte del estado.

El libre mercado trae consigo lo mejor de todas las cosas. Traería consigo la mejor educación posible para todos los niños. Lo ideal sería una enmienda constitucional resonante de la Primera y la Catorceava Enmiendas: “Ni el gobierno federal ni los estados harán ninguna ley estableciendo o apoyando la educación ni coartando el libre ejercicio de esta.”

SEPARAR LA ATENCIÓN MÉDICA Y EL ESTADO

El gobierno no tiene inherencia involucrándose en el cuidado de la salud así como tampoco lo tiene en la religión y la educación. La obligación de utilizar máscaras y tapabocas, mandatos de vacunación obligatoria, y toques de queda impuestos por el gobierno federal y los gobiernos estatales son la carta de presentación de regímenes tiránicos.

Sin embargo, no es suficiente acabar con esas infracciones en la libertad. Para lograr una verdadera libertad, es necesario abolir el Centro para Control de Enfermedades (CDC) y todas las otras agencias federales y estatales que están involucradas en la salud.

Dejen la atención médica a cargo del libre mercado. El libre mercado trae consigo lo mejor de todo. Dejen los comercios a que establezcan libremente sus requerimientos de máscaras y vacunas. Dejen que los consumidores libremente tomen sus propias decisiones en cuanto a su salud.

Lo ideal sería una enmienda constitucional resonante de la Primera y a la Catorceava enmiendas: “Ninguna ley será promulgada, bien sea por el gobierno federal o el gobierno estatal, con respecto a establecer o apoyar la atención médica ni el libre ejercicio de esta”.

ABORTO

Como católico, creo que la vida comienza en la concepción. Sin embargo, es importante señalar la flagrante hipocresía tanto de los Republicanos como de los Demócratas sobre el tema del aborto.

Los Republicanos afirman ser “pro-vida” pero, desafortunadamente, esa afirmación nunca se ha manifestado cuando se trata de la vida de los extranjeros. Las guerras del Pentágono y de la CIA en el exterior han matado a millones de extranjeros, sin un ápice de preocupación por parte de los Republicanos (o de los Demócratas). Además, las sanciones y los embargos de Estados Unidos apuntan intencionalmente a extranjeros inocentes con la muerte y el sufrimiento como una forma de lograr un cambio de régimen, tal como lo hacen los terroristas. Me viene a la mente el asesinato de cientos de miles de niños iraquíes a través de las sanciones de Estados Unidos, con el pleno apoyo de Republicanos (y Demócratas).

Los Demócratas afirman ser “pro-elección”, pero durante mucho tiempo han negado a las personas la libertad de elección cuando se trata del derecho a consumir, poseer y distribuir drogas que no han sido aprobadas por el gobierno. Me refiero al curso de la letal, destructiva y racialmente intolerante guerra contra las drogas, que ha durado décadas y que los Demócratas (y Republicanos) han apoyado y mantenido durante mucho tiempo.

EMITIR INDULTOS

Todos los cargos criminales en contra de Julian Assange y Edward Snowden deberían ser inmediatamente retirados. Su único “crimen” fue divulgar la verdad acerca de la conducta maligna e inmoral del Estado de Seguridad Nacional de Estados Unidos, incluyendo crímenes de guerra cometidos en Irak y Afganistán.

Assange y Snowden deberían ser aclamados como héroes por su valor y su patriotismo y, si aun así el Departamento de Justicia, el Pentágono, la CIA y la NSA quieren seguir persiguiéndolos, Assange y Snowden deberían ser objeto de indultos inmediatamente.

Todos aquellos que han cometido ofensas relacionadas con drogas que no hayan sido violentas también deberían ser inmediatamente indultados. De hecho, deberían ser los demócratas y los republicanos quienes deberían estar disculpándose y buscando nuestro indulto moral por lo que han hecho para destruir a tantas personas, especialmente a las personas afroamericanas, con su amada guerra contra las drogas que no ha sido más que mortal, destructiva y racista.

Todos aquellos que han sido condenados con una ofensa no violenta también deberían ser indultados, incluyendo a Ross Ulbricht, de 37 años, cuya sentencia de dos cadenas perpetuas más 40 años sin la posibilidad de libertad condicional es repugnante en extremo e impactante para cualquier conciencia bien formada.

PROTEJER AL MEDIO AMBIENTE

La solución para los problemas ambientales yace en dos cosas: la propiedad privada y el libre mercado. El socialismo y la legislación solo empeorarán las cosas y destruirán la libertad económica en el proceso.

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) es una de las agencias más tiránicas y abusivas dentro del Gobierno Federal. En el nombre de proteger el medio ambiente ha tiranizado y destruido a muchísimos terratenientes.

Yendo más allá, consideren el Sistema Interestatal de Autopistas, uno de los proyectos socialistas más grandes en la historia de los Estados Unidos. Usando el poder de la expropiación, destruyó innumerables familias y vecindarios a lo largo de Estados Unidos, y también proporcionó un subsidio libre a la industria automovilística, que a su vez terminó produciendo millones de carros, que son la principal causa de la contaminación del aire.  Sin el Sistema Interestatal de Autopistas, el transporte de los Estados Unidos se hubiese desarrollado en una manera más balanceada y menos contaminante.

El gobierno federal es bueno matando y destruyendo. No se le debería confiar el cuidado del medio ambiente.

ACABAR CON LAS REGULACIONES ECONÓMICAS

Las personas tienen el derecho natural y divino de realizar cualquier transacción económica con otros. Así es como las personas mejoran su bienestar económico. Lo único que hace la regulación es interferir con ese proceso; por lo tanto, disminuye la prosperidad económica de las personas.

El gobierno no tiene inherencia en interferir con la actividad económica, así como no la tiene con actividades educacionales, religiosas y de la atención médica. Una verdadera empresa libre es una donde la empresa económica está libre de controles gubernamentales, regulación e interferencia.

Necesitamos restaurar el legado de los Estados Unidos de empresas y libres mercados que ambos demócratas y republicanos han destruido. Lo ideal sería una enmienda constitucional resonante de la Primera y la Catorceava Enmiendas: “Ninguna ley será promulgada ni por el gobierno federal ni el estatal con respecto a la regulación del comercio, ni restringiendo el libre ejercicio del mismo”.

LGBTQ

Los republicanos y los demócratas tienen la necesidad obsesiva de controlar e interferir con la vida de los demás. De hecho, de eso tratan sus leyes sobre las drogas. Los republicanos y los demócratas tienen la necesidad obsesiva de controlar lo que los adultos se llevan a la boca.

Los demócratas tienen una necesidad especial obsesiva de controlar lo que las personas hacen con su dinero y las propiedades de las que son dueñas de forma privada. Es por eso que, por ejemplo, quieren que el estado castigue a los dueños de las panaderías que no quieran usar el negocio del que son dueños de forma privada para hornear pasteles especiales para parejas gay. Los dueños de negocios privados tienen el derecho de vender sus productos a quienes ellos elijan venderle.

Los republicanos tienen una necesidad especial obsesiva de monitorear y controlar lo que las personas hacen dentro de la privacidad de sus hogares y, especialmente, en sus recámaras. Se puede decir que los republicanos son los “metiches” supremos del mundo: siempre se meten en la vida de las personas y usan al estado para hacerlo.

Yo digo: ¿Qué tal si simplemente dejan a las personas en paz y las dejan hacer lo que quieran con sus vidas y cada una a su manera? Ciertamente los derechos de los niños están encuadrados dentro de una categoría especial, pero los adultos deberían ser libres de vivir sus vidas de la forma que les plazca sin que el estado intervenga, siempre y cuando no hagan uso de la fuerza (p. ej. asesinato, violación, robo o hurto) o del fraude para perjudicar a otros.

La vida puede ser difícil a veces. No necesitamos que los republicanos ni los demócratas la vuelvan aún más difícil con su necesidad obsesiva de controlar e interferir con la vida de los demás. Los demócratas y los republicanos tienen que dejar de meterse en cómo las personas eligen vivir sus vidas y de usar al estado para satisfacer sus obsesiones.